
EL REINO DE LA DIOSA OXÚM
Los bosques sagrados de Osogbo
Muchos hacen preguntar tales como:”¿Los yorubas creen en Dios?”, o ¿De qué se trata?, ¿En que creen?, “¿Animismo?”, “¿Dioses?”o, “¿Se trata de un culto a la fertilidad, hahaha?”. Estas son preguntas simplistas, por cierto, refiriéndose a algunos fenómenos que se desarrollaron, y seguramente aun siguen desarrollándose, con autóctonas raíces de pensamiento primario, como un bien colectivo. Esta inmensamente sagrada reliquia de pensamiento, poseída colectivamente y ritualmente mantenida es actualmente, como lo son todas las religiones, objeto de una demolición salvaje en medio de impredecibles remolinos de valores, peligrosas hojas de navajas sin vainas.Sin embargo, me disgustan estas preguntas, y aquí propongo algunas respuestas: No, los yorubas no”creen” en Olodumaré (Dios) y no “creen” en orixás (los dioses). Porque el verbo, “creer” debe, aunque sea vagamente traer implícito lo opuesto, “no creer”. Los yorubas conocen Olodumaré, Olorún, Dios, como una realidad, no racionalmente(lo cual es una suposición sin sentido como tal), pero si como un hecho. Es el factor central de la realidad. La realidad de Olodumaré está en sus huesos, en el fluir hierático de su sangre; el es la sustancia física y metafísica del ser. En tal sentido es también erróneo asumir que los yorubas creen (o creían pero ahora no creen) en orixás (los dioses). En la compleja realidad, tal como la perciben los yorubas, el orixá está en cuclillas, agitando como en un sube y baja su compleja existencia en los límites entre lo físico y lo metafísico, atacado por los ímpetus rituales. El sube y baja del destino místico lo hacen saltar dentro de nuestro mismo medio.Aquellos que siguen alguna de las religiones importadas, dicen que no están dispuestos a seguir los caminos del orixá, lo que no niega su realidad, la realidad del orixáConsiderando estas circunstancias, uno se pregunta si la capacidad yoruba de integrarse en el orixá es una religión (en el sentido de patrones de conducta de congregaciones social) o es una forma de participación mística total en la vida.
El animismo es reconocido como una cualidad básica de la forma de vida yoruba.Los cultos yorubas son cultos a la fertilidad en el sentido de que las fertilidades meta-intelectuales son condiciones preeminentes y preliminares para toda procreación física. Ya que estamos tratando aquí lo que el visitante encuentra en los bosques de Osogbo, vale decir la diosa Oxum, todo lo que le concierne y parte de ella, uno puede admitir eso. Más que cualquiera de los otros orixás, Oxum concede lo que los yorubas aspiran más que nada: el niño. Oxum, como la diosa de “las aguas vivas”, es la sustancia básica en la tierra, en la unidad mística de la materia y la mente. Ella es destacadamente sagrada en su proximidad a Oolodumaré y está más allá de la intelectualidad, que es Orí, el Espíritu Santo( ya que es agua ritualmente trasmutada en el Espíritu Santo representando la idea principal del bautismo cristiano y la absolución islámica). La actual liberación sexual premarital es un bien importado. Lo sagrado del niño no tiene nada que ver sin embargo con el regocijo sexual pero es reconocido, una vez más, cuando el juego sexual lleva al nacimiento de un niño. El sexo como tal, fue alguna vez intensamente sagrado y asunto de discreción individual. Era vehículo y forma de hacerse presente las fuerzas de los dioses.Así como los dioses son progenie trascendental, los antepasados físicos de los yorubas, quienes canalizaron la profusión meta-libidinosa en manifestaciones terrenales, son por proximidad sagrados también. El culto que provee a los antepasados muertos de la habilidad de proporcionar re-nacimientos, es Egungún, la máscara sagrada. Dos veces al año se baila en toda la ciudad con estos antiguos disfraces, cargados de medicina mágicas, y son llevados por hombres iniciados especialmente. Como todas las cabezas de dios yoruba, Egungún intensifica su profunda fuerza en la selva de los bosques sagrados.Como todos los otros orixás, Oxúm es adorada dondequiera vivan yorubas.Es verdad que la ciudad de Osogbo es la hija favorita de Oxúm. Pero no hay ni una sola ciudad yoruba en que Oxum no sea adorada. Y según se dice no hay ciudad yoruba que no este representada en los bosques de Osogbo por un alter ego arbóreo. Hay en algún lugar de nuestro bosque, un árbol para cada ciudad, y su destrucción dañaría el bienestar espiritual de esta ciudad. Como todos los mitos, es éste uno de simbólica importancia.Está de acuerdo con la ciudad, la renombrada actitud piadosa de Osogbo (su otro nombre es Orokiasala, Oroki es su hija o joven alter ego, asala significa que el fugitivo está seguro), cosa que le demostró a los fugitivos durante las interminables guerras. Del mismo modo los Sagrados Bosques de Osogbo proveen refugio hoy día a dioses sin hogar. Algunas regiones de la selva sagrada( árboles religiosos y animales que “actúan” ritualmente, la dimensión meta-intelectual de la selva en la mente de los dioses, más aun cuando esta naturaleza está en un primitivo estado natural) son del dominio de otros orixás, ya que son subalternos de Oxum (todos los orixás mantienen sus dimensiones psíquicas en cada uno de los otros). Otras regiones fueron sólo recientemente asignadas a esos dioses que quedaron sin hogar por la sola transformación de la ciudad en un torbellino cultural.Quedan sin hogar en más de un sentido de la palabra. No sólo su altar una vez construido de barro, para la terrenal obtención de lo sobrenatural ha dado paso a los estériles bloques de cemento siendo ocupados por la nueva generación de la otrora religiosa familia. Más fatal aun: son sacados de sus dominios incontestables, de corazón y mente, y de (por vía de la iniciación igualada a las cualidades de los dioses) lo físico de su propio hijo metafísico.No solo debido a propósitos ya sea oportunos o sólo recientemente considerados respetables, la deserción en masa está volviendo a las dioses redundantes. La destrucción pecuniaria de, justamente, estas clases sociales que representan la filosofía adecuada de la religión yoruba, es un serio”hándicap” (inconveniente) para la continuación de la vida ceremonial tradicional. No hace mucho tiempo no existía distinción de clases entre los yorubas respecto de los bienes materiales.Los orixás debían ser alimentados con la exacta proporción de físico-espiritualidad, a través del acto de trasmisión mutua dios-hombre, hombre-dios. Para algunos de los rituales establecidos, los sacrificios de sangre son inevitablemente obligatorios debidos a los principios básicos de la religión. Es la aguda, instantáneamente mortal emisión de fuerza-vida siendo liberada, la que actúa como mensajero transdimensional.Este ritual requiere involucrarse en forma total. La rápida astucia que nos transporta a la prosperidad “nouveau riches” no es de la clase religiosa seria.Es verdad que Osogbo es la ciudad sagrada del culto de Oxúm. Otras ciudades tienen como patrones, también, a uno u otro de los muchos orixás. El centro religioso de todos los cultos yorubas es la ciudad de Ilé Ifé. La mentalidad ritual y social yoruba (antiguamente organizada en forma teocrática) siempre exige, y se arregla para balancear las fuerzas antípoda, beneficiarse del resultado dinamismo que se acumula en el fulcro del equilibrio inestable. Cada cosa que amenace este equilibrio tendrá otra fuerza poderosa en su contra. En este sentido ha resultado que, opuesta a Ilé-Ife´(volcán de poderes metafísicos), Oyo se mantiene como la segunda metrópolis del dios Songo.El Ooni es el gobernante tradicional (Obá) de la ciudad de Ilé-Ifé y su máxima autoridad tanto sagrada como secular. Oyo, por otro lado, es gobernada por el alafín, quien es una encarnación del dios Songo.Songo es un dios mucho más “joven” que Obatalá, cuya encarnación es Ooni. Pero la presencia aguda y vital de Songo es un factor fuera de discusión. Ilé-Ifé es el lugar donde “el mundo es creado”más allá del tiempo. Todo mito sólo puede tener sentido con referencias al tiempo –espacio –psique-profundidad-relatividad.La idea de ser el auténtico heredero de la creación del mundo, en la conciencia de un pueblo (y sus resultantes mitos), conforma tradicionales en muchos contextos culturales alrededor del mundo.Atestigua una situación creativa mística en las profundidades de la psique, que encuentra su correspondiente imagen símbolo sólo “en los comienzos de los tiempos”. (Nuevamente recordamos al lector de nuestra frase tiempo-espacio-psique-profundidad-relatividad).Osogbo es la ciudad sagrada de la diosa Oxum y se entourage ritual.. El río Oxum es un alter ego así como su palacio. Cada persona en la ciudad, cada árbol, cada animal, planta o piedra en los Bosques Sagrados es su hijo meta-físico, y en el sentido ritual también su alter ego epifanático, y sus templos.El simbolismo vivo del gozo de la paternidad del orixá es un concepto tan fácil, que uno solo se da escasa cuenta de la insondable profundidad de las dimensiones de su sagrada identidad, que mantiene en proximidad con Olodumaré. Su popularidad cercana-a-la vida es otra de sus cualidades.Su poder es atestiguado en el mito de las 201 deidades que se manifestaran en primer lugar, y de cuyas frustraciones fueran nacidas sólo por pagar homenajes a la Diosa Oxum